lunes, 21 de diciembre de 2009

¡Felices fiestas!

¡Llegamos a fin de año! Y fieles a nuestro lema de telecolaboración y enredarnos en la Web2.0, aquí nos encontramos para compartir el brindis navideño:



¡Felices vacaciones, compañeros, y hasta la vuelta!

Gladys

viernes, 18 de diciembre de 2009

Aprendiendo de las “malas” prácticas

( o: Una mirada al “fracaso” en la implementación de un proyecto de la Red TELAR-IEARN)

En el último trimestre del ciclo lectivo 2009, tuve la oportunidad de implementar un proyecto telemático de la Red TELAR-IEARN con alumnos de inglés de 4to año del nivel medio. Aunque al planificar esta práctica confiaba en que la misma sería beneficiosa para todos los involucrados, mi balance final fue bastante negativo. Apoyándome en varios autores que hemos estudiado recientemente, y en especial en el análisis de las mejores prácticas de la Red TELAR que realizan Pérez y otros (2001), intentaré explicar por qué.

1. Factores que alentaron la implementación:

El “Learning Circle: My Hero” (dirigido por la ONG “My Hero Foundation”) es uno de los “Círculos de Aprendizaje” en los que participa la Red TELAR-IEARN. Bajo la guía de un coordinador, seis a ocho docentes y sus clases se comunican desde distintos lugares del mundo para compartir visiones acerca de quien es un héroe mediante la publicación de biografías, videos o imágenes originales.

A. Propósitos: varios objetivos fueron planteados para la integración de tecnologías:

Para los alumnos:

  • Brindar a mis alumnos oportunidades para usar el inglés para una comunicación genuina (desarrollo de la competencia comunicativa)
  • Familiarizarlos con entornos virtuales en los que pudieran usar el idioma fuera del aula (alfabetización informática; desarrollo de la autonomía)
  • Fortalecer el interculturalismo y la comprensión de la cultura e identidad propias.

Para la docente:

  • Favorecer mi desarrollo profesional – tanto a nivel técnico como pedagógico;
  • Crear oportunidades para mi propio uso del inglés en situaciones comunicativas auténticas.

B. Recursos y actores: El nivel medio de la escuela cuenta con un laboratorio de computación, con aproximadamente 20 máquinas (1 cada 2 alumnos), todas con conexión estable a Internet. Los docentes de asignaturas no correspondientes al área de informática pueden solicitar utilizarlo en horarios en que no sea requerido por ningún profesor del área. A tal fin, se requiere al docente presentar al Director de Estudios de Informática un informe del tipo de trabajo propuesto, y su relación con los objetivos de la asignatura. Una vez autorizado el uso del laboratorio, será siempre necesario que tanto el asistente de laboratorio como el docente a cargo del grupo se encuentren presentes para que los alumnos ingresen y permanezcan en el mismo. En el mes de setiembre, obtuve autorización para trabajar allí con mis alumnos durante un bloque semanal de 80 minutos durante octubre y noviembre.

Adicionalmente, contaba con la buena disposición de los alumnos para aprovechar las TIC existentes en sus hogares (continuando un “modelo de aprendizaje repartido” - Dede 2000 – iniciado durante el receso por el brote de gripe A tres meses antes).

C. Liderazgo: Dada mi experiencia en implementaciones de proyectos telemáticos en otras instituciones, sumada a mi reciente formación en la diplomatura, sentí que contaba con la “visión pedagógica” requerida para cubrir el rol de “referente TIC”. Siendo esta la primera experiencia en esta escuela, me propuse simplemente “comenzar en una escala pequeña y experimentar” (Pérez y otros 2001).


2. En contra de la integración: entendiendo el “fracaso”

A. Propósitos: Durante la implementación del proyecto se hizo evidente que algunos alumnos, y en especial las autoridades escolares, no compartían los objetivos mencionados. Para que un proyecto tecnológico tenga posibilidades de éxito, es crucial que los objetivos de dicha integración sean “entendidos por los docentes, padres y la comunidad local en formas muy concretas” (Pérez y otros 2001). Asimismo, debo admitir que, al asumir el liderazgo del proyecto, subestimé la extensión y profundidad del desafío de la integración de la tecnología a la educación”, desconociendo que la rectoría y directores de estudios, al igual que el asistente de laboratorio de informática, jugarían un rol tan fundamental en este proceso como yo misma.

B. Recursos y actores: lamentablemente, el trabajo en el laboratorio sólo pudo concretarse en la primera quincena. En las siguientes semanas, o el asistente de laboratorio no se encontraba disponible, o el laboratorio se encontraba asignado a alumnos de primaria para trabajos considerados “prioritarios” (una actividad que, según me informara el asistente a mediados de noviembre, tiene lugar habitualmente en la institución durante ese mes, pero que yo desconocía).

En las sesiones que tuvieron lugar en el laboratorio de informática surgió un problema adicional: lejos de atenerse a los mensajes en los foros IEARN, cada clase participante recurrió a los recursos tecnológicos de su elección para presentarse. Videos en YouTube y páginas en Facebook resultaron, en lugar de facilitadores de la comunicación, obstáculos para la misma, ya que nuestras computadoras no contaban con audio, y la visita a redes sociales no contó con la aprobación de las autoridades institucionales. Ante la prohibición de que los alumnos se identificaran en sitios públicos, fue necesario crear un usuario común para que pudieran responder mensajes, lo que en la práctica significó el fin de una comunicación auténtica, ya que “cualquiera hablaba por todos”.

Otro aspecto no anticipado del proceso fue la demanda de tiempo docente que la facilitación del proyecto me requería. La supervisión de foros y respuestas a correos electrónicos debían ser realizadas desde mi casa, ya que en la escuela no contaba con tiempo ni espacio para acceder a las tecnologías.

C. Liderazgo: @lis INTEGRA 2006 nos enseña que un docente no debería intentar integrar tecnologías sino en el marco del PEI. Al evaluar esta escuela según su “Matriz de Planeamiento TIC”, me doy cuenta de que en todos los aspectos se encuentra en el nivel inicial, (y aún menor en “Desarrollo profesional de los docentes” y “Cultura escolar en materia de TIC” ; tendiendo a medio en “Recursos e infraestructuras de TIC”). Toda la bibliografía sobre este tipo de experiencias es concluyente: para que implementaciones de este tipo tengan posibilidades de éxito y sean sostenibles en el tiempo, es imperioso asegurar el “compromiso institucional para el uso de las TIC” (Pérez y otros 2001; Kelly s.f.), recayendo en los directivos de la escuela la responsabilidad de coordinar los equipos de implementación de TIC, favorecer la toma de riesgos y el cometer errores, permitiendo flexibilidad a los docentes para adoptar y experimentar con el currículum (Pérez y otros 2001; @lis INTEGRA 2006;Lugo y Kelly 2008).

BIBLIOGRAFÍA:

@lis INTEGRA (2006): Herramientas para la gestión de proyectos educativos con TIC, IIPE UNESCO Buenos Aires, Argentina. Disponible en: http://www.oei.es/tic/INTEGRA_Herramientas.pdf

Dede, Chris (2000): “El proceso de incorporación progresiva de las innovaciones educativas”. En Aprendiendo con tecnología. Barcelona. Paidós.

Kelly, Valeria (s.f.); “La planificación de las TIC en las escuelas”; en Módulo “Gestión de las TIC en las Instituciones” Sesión 2; Diplomatura Superior en Educación y Nuevas Tecnologías de FLACSO, modalidad a distancia.

IEARN, Cuadernillo de proyectos 2009-2010. Disponible en: http://www.telar.org/portada/upload/cuadernillo/iEARN%20cuadernillo%20de%20proyectos%2009-10.pdf

Lugo, MaríaTeresa y Kelly, Valeria (2008): “La gestión de las TIC en las escuelas: el desafío de gestionar la innovación” (Extracto). En UNICEF – IIPEUNESCO (2008): Las TIC. Del aula a la agenda política; Buenos Aires, Argentina.

Pérez, Paula y otros (2001): “Aprendiendo de los pioneros. Una investigación de las mejores prácticas de la red Telar”. En Marcelo Bonilla y Gilles Cliche editores (2001): Internet y Sociedad en América Latina y el Caribe, FLACSO Ecuador – IDRC; Quito, Ecuador.